En una parcela de 12x30 de una zona residencial de Ituzaingó, en el Oeste de la Provincia de Buenos Aires, se emplazan las dos casas espejadas.

Una sucesión de vacíos organiza lo que ocurre en el interior de cada vivienda.

La doble altura sobre la sala de estar, separa en la planta superior los dormitorios de los niños del dormitorio principal, y se conectan a través de un puente metálico.

La terraza de la suite principal llena de luz el interior de la casa hacía un lado, y se asoma como un balcón sobre la galería semicubierta hacia el otro.

La expresión material acompaña la propuesta espacial. Las losas son de hormigón armado visto y se manifiestan sin interrupciones de frente a fondo. Los paramentos verticales son blancos o vidriados. Los canteros sobre el frente y fondo se disponen para otorgar privacidad y distancia entre los espacios más privados y los públicos.